Teorías
psicoanalíticas (Freud)
El psicoanálisis (del griego ψυχή [psykhé],
alma o mente yἀνάλυσις [análysis],
análisis, en el sentido de examen o estudio) es una práctica terapéutica
fundada por el neurólogo austríaco Sigmund Freud alrededor de 1896. A partir
del psicoanálisis se han desarrollado posteriormente diversas escuelas de
psicología profunda o de orientación dinámica y analítica. Asimismo, la teoría
ha influido sobre muchas otras secuelas psicológicas y de terapias no
necesariamente psicoanalíticas. El concepto de «psicoanálisis» designa, por una
parte, aquel modelo teórico descriptivo y explicativo de los mecanismos,
procesos y fenómenos implicados en la vida anímica humana. Este modelo se basó
inicialmente en la experiencia de Sigmund Freud en el tratamiento clínico de
pacientes que presentan neurosis, fobias y diversos padecimientos psíquicos y
ha tenido un amplio desarrollo teórico posterior con el aporte de muchos
teóricos del psicoanálisis. Por otra, «psicoanálisis» se refiere también a la
terapia psicoanalítica misma, es decir, a un conjunto de procedimientos y
técnicas terapéuticas que se desarrollan a partir de esta teoría para el
tratamiento de patologías mentales. Finalmente, «psicoanálisis» puede referirse
además al método psicoanalítico: un método de investigación que ha sido
aplicado, más allá de la psicología clínica individual, al análisis de
fenómenos culturales, por ejemplo en etnología y antropología (entre otras
disciplinas).
El desarrollo del psicoanálisis es permanente
en estos tres aspectos por parte de investigadores y clínicos, si bien cabe
remarcar que tal segmentación del campo psicoanalítico no puede ser otra cosa
que una esquematización descriptiva, y que en ningún caso da cuenta de la
estructura propia del psicoanálisis donde teoría y práctica se encuentran
ligadas sin que pueda darse la una sin la otra. Freud sostuvo que una de las
glorias del psicoanálisis era la coincidencia de investigación y tratamiento,1
si bien aclara que la técnica de ambas difiere. El psicoanálisis moderno se
caracteriza por el pluralismo teórico, metódico y terapéutico. Si el
psicoanálisis puede ser considerado una teoría científica es un asunto que en
círculos académicos y profesionales continúa siendo controvertido.
Entre las teorías psicológicas más
conocidas se encuentra el planteamiento psicoanalítico. Se denomina
psicoanalítico por la insistencia de Freud en analizar fuerzas y conflictos
(psíquicos) internos profundos.
Según Freud, cada persona hereda una serie
de conflictos infantiles junto con formas de enfrentarnos a ellas. Si estas son
buenas experiencias somos personas capaces de superar conflictos, determinadas
situaciones. Si por el contrario, son experiencias traumáticas no sabremos
afrontar determinadas situaciones, tendremos un yo débil.
Entre las ideas freudianas más
fundamentales se encuentra la noción de que el comportamiento y el desarrollo
humanos están motivados por dos tendencias poderosas: el impulso de sobrevivir
y el impulso de reproducirse. La sexualidad comprende no sólo las actividades
vinculadas claramente con el sexo, sino también una amplia variedad de otras
conductas y sentimientos, afecto y amor, lo mismo que actos como comer,
chuparse el dedo y fumar. Freud utiliza el término libido que es el origen de
la fuerza de los impulsos sexuales. De acuerdo a esta teoría la satisfacción de
los impulsos sexuales o siempre implica a las partes sexuales del cuerpo.
El psicoanálisis (del griego ψυχή [psykhé],
alma o mente yἀνάλυσις [análysis],
análisis, en el sentido de examen o estudio) es una práctica terapéutica
fundada por el neurólogo austríaco Sigmund Freud alrededor de 1896. A partir
del psicoanálisis se han desarrollado posteriormente diversas escuelas de
psicología profunda o de orientación dinámica y analítica. Asimismo, la teoría
ha influido sobre muchas otras secuelas psicológicas y de terapias no
necesariamente psicoanalíticas.
El concepto de «psicoanálisis» designa, por
una parte, aquel modelo teórico descriptivo y explicativo de los mecanismos,
procesos y fenómenos implicados en la vida anímica humana. Este modelo se basó
inicialmente en la experiencia de Sigmund Freud en el tratamiento clínico de
pacientes que presentan neurosis, fobias y diversos padecimientos psíquicos y
ha tenido un amplio desarrollo teórico posterior con el aporte de muchos
teóricos del psicoanálisis. Por otra, «psicoanálisis» se refiere también a la
terapia psicoanalítica misma, es decir, a un conjunto de procedimientos y
técnicas terapéuticas que se desarrollan a partir de esta teoría para el
tratamiento de patologías mentales. Finalmente, «psicoanálisis» puede referirse
además al método psicoanalítico: un método de investigación que ha sido
aplicado, más allá de la psicología clínica individual, al análisis de
fenómenos culturales, por ejemplo en etnología y antropología (entre otras
disciplinas). El desarrollo del psicoanálisis es permanente en estos tres
aspectos por parte de investigadores y clínicos, si bien cabe remarcar que tal
segmentación del campo psicoanalítico no puede ser otra cosa que una
esquematización descriptiva, y que en ningún caso da cuenta de la estructura
propia del psicoanálisis donde teoría y práctica se encuentran ligadas sin que
pueda darse la una sin la otra. Freud sostuvo que una de las glorias del
psicoanálisis era la coincidencia de investigación y tratamiento,1 si bien
aclara que la técnica de ambas difiere. El psicoanálisis moderno se caracteriza
por el pluralismo teórico, metódico y terapéutico. Si el psicoanálisis puede ser
considerado una teoría científica es un asunto que en círculos académicos y
profesionales continúa siendo controvertido.
Tectica psicoanalítica
Según el psicoanálisis, los síntomas
histéricos y neuróticos tienen un origen ligado a conflictos inconscientes,
aspectos de los cuales, pese a ser ajenos por completo al consciente del
analizado, pugnan por emerger a la conciencia. El retorno de lo reprimido,
resultado de una represión fallida ante la fuerza emergente del material
reprimido, es una formación de compromiso, ejemplo de lo cual constituye el
síntoma histérico y, en general, el neurótico.
El objetivo de la terapia es vencer las
resistencias para que el analizado acceda a las determinaciones inconscientes
de sus sentimientos, actitud o conducta. Freud, en una de las oportunidades en
las que describe la operación que lleva a cabo la terapia analítica, lo hace en
estos términos: "la rectificación con posterioridad del proceso represivo
originario".
La
regla fundamental de la técnica
psicoanalítica es la asociación libre. El analista introduce al paciente en la
técnica solicitándole que le comunique todos los pensamientos, ocurrencias,
ideas o imágenes que se le pasen por la mente, independientemente de que estos
le parezcan absurdos, irrelevantes o comprometedores, sin criticarlos o
seleccionarlos. Al comunicar estos contenidos, el analizado no debe tener en
cuenta cuan insignificante, trivial o desagradable le resulten, ya que esto
sólo expresaría la acción de las resistencias.
El analista por su parte, también debe
respetar reglas, particularmente las tres siguientes:
• Escuchar
al analizado con una atención parejamente flotante, es decir, sin privilegiar
ningún elemento de su discurso, lo que implica que el analista deje funcionar
lo más libremente posible su propia actividad inconsciente y suspenda las
motivaciones que habitualmente dirigen la atención. En palabras de Freud, el analista debe escuchar
y no hacer caso de si se fija en algo.
• Mantener
una actitud neutral, en cuanto a los valores, es decir, no dirigir la cura en
función de un ideal religioso, moral o social, no juzgar, no aconsejar. La
posición debe ser igualmente neutral frente a las manifestaciones
transferenciales y frente al discurso del paciente, es decir, no conceder a
priori una importancia preferente, en virtud de prejuicios teóricos, a un
determinado fragmento o a un determinado tipo de significaciones
• Observar
una actitud de estricta abstinencia, lo que implica que el analista «no
satisface las demandas del paciente ni desempeña los papeles que éste tiende a
imponerle El sentido de este principio es que la cura debe transcurrir de tal
forma que el analizado no se sirva de ella para obtener satisfacciones
sustitutivas de sus síntomas.


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